ESPECIAL: No escondamos los feminicidios en Medellín

Por: NoCopio
Línea gráfica: Maria Pujol Bremer – @la.hystera en Instagram.

En Medellín asesinaron a 34 mujeres en todo 2021, un caso menos que en el 2020. El Centro de Estudios de Casa de las Estrategias consolidó los datos con puntos a tener en cuenta, entre los que se destacan la reducción de casos entre 2019 y 2021, y la dificultad, trabas y falta de pedagogía para considerar un asesinato como feminicidio.

De los 31 casos de mujeres asesinadas en Medellín entre el 1º de enero y el 30 de noviembre de 2021, 22 se consideraron feminicidios, seis están por determinar, cuatro no tienen información suficiente y dos no se determinaron como feminicidios. Entre estos últimos dos, llama la atención un caso particular: el asesinato de Isabella Garzón Monsalve, una mujer trans de 23 años, ocurrido en el barrio El Poblado. ¿Por qué este transfeminicidio no es determinado como lo que fue?

¿Qué pasa con los casos que aún están pendientes por determinar? ¿Por qué existe un subregistro tan grande de asesinatos con características de feminicidios? ¿Por qué hay casos que quedan impunes?

Lo que sucede en Medellín
Medellín no es una ciudad segura para las mujeres, las estadísticas lo muestran. Las violencias basadas en género son constantes y en ciertas zonas normalizadas.

Liyiveth Andrade Hinestroza, funcionaria de la Secretaría de la Mujer de Medellín y encargada de la seguridad pública para las mujeres, asegura que el Plan de Desarrollo Medellín Futuro 2020-2023 cuenta con un programa enfocado en la seguridad y vida libre de violencia para las mujeres. Dentro de este hay mecanismos como la línea 123 Mujer, hogares de acogida, atención psicojurídica, entre otros, que buscan darle un espacio seguro a las mujeres víctimas de violencias basadas en género.

El programa surge de la unión entre entidades municipales y es organizado por un gran Consejo de Seguridad Pública para las Mujeres que hace el análisis del contexto y seguimiento de los casos especiales; es decir, se clasifican los casos que son feminicidios u homicidios de mujeres.

A nivel país, existe la Ley 1761 de 2015, conocida como la ley Rosa Elvira Cely, que en el artículo 12 ordenó la creación del Sistema Nacional de Estadística sobre Violencias Basadas en Género por parte del Departamento Nacional de Estadística, DANE, junto con el Ministerio de Justicia y el Instituto de Medicina Legal. Estos tres organismos se encargan de nutrir la bases con todos los casos de feminicidios y tentativas de feminicidios que se den en Colombia.

También hay un Sistema Integrado de Información en Violencias Basadas en Género que revela el número de feminicidios al año en el país y está a cargo de la Fiscalía General de la Nación. Sí, la Fiscalía es la encargada de decir que un homicidio a una mujer fue un feminicidio y lograr acciones legales contra el culpable.

En la última década, la unión de organizaciones públicas y colectivas feministas hizo que se empezara a pensar que el feminicidio es un problema de seguridad, salud pública y violación de Derechos Humanos ya que este es la consecuencia más extrema porque implica la pérdida de la vida de una mujer por el hecho de ser mujer o por su identidad de género.

“Cuando se empezó a hacer ese trabajo en 2010 el feminicidio ni siquiera era un delito autónomo”, explica Liyiveth; es decir, no se creía que a las mujeres las asesinaban por ser lo que son, por creer que eran una propiedad o por creer tener superioridad sobre la mujer.

En ese momento entendieron que tenían que ponerse a tono con el debate global del feminicidio, así que empezaron a hacer pedagogía y conversaciones en las instituciones para que se familiarizaran con el concepto de feminicidio y sus múltiples características para buscar soluciones preventivas.

Un delito con impunidad
Muchas veces las cifras entre organismos oficiales y colectivas feministas que trabajan el feminicidio no coinciden. Juliet Gómez Osorio, directora de la colectiva Justicia Mujer, indica que para octubre de 2021 se presentaron 525 en Colombia, 45 en el Valle de Aburrá y 26 en Medellín; pero según datos del Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia, SISC, en ese mismo lapso hubo 22 feminicidios confirmados.

Esto no quiere decir que alguna de las partes esté equivocada, sino que, como explica Liyiveth, falta pedagogía para lograr esclarecer todos los feminicidios que muchas veces, a pesar de tener todas las características de este delito, se presentan como homicidios.

La fundación Feminicidios Colombia, una organización que tiene un observatorio de violencias contra la mujer, está en la misma línea que la colectiva Justicia Mujer. Este equipo explica que hay diferencias entre las cifras de los observatorios y las fuentes oficiales, como la Fiscalía, porque tienen sus propias metodologías de rastreo y registro de los casos, así como la interpretación del delito y esto influye en los conteos.

Gómez Osorio también dice que la impunidad del feminicidio tiene cifras preocupantes: “En estos delitos estamos en cerca de un 90 % de impunidad. Por ejemplo en 2018 se presentaron 34.500 procesos en la rama judicial por violencia mortal hacia las mujeres y solo 3.658 condenas, un porcentaje preocupante”.

2019 – 2020 – 2021
El Centro de Estudios de Casa de las Estrategias, con base en la información suministrada por el SISC, consolidó los datos de asesinatos a mujeres entre 2003 y 2021. Por ahora analizaremos las cifras entre 2019 y 2021, pues reflejan una reducción importante, teniendo en cuenta que los últimos dos años tuvieron una particularidad por los aislamientos y toques de queda que obligaron a mujeres a quedarse bajo el mismo techo con sus agresores.

En Medellín, en 2019, hubo 52 asesinatos a mujeres. El mes más peligroso para ellas fue diciembre, con 10 casos, y la comuna más preocupante fue La Candelaria con 10 asesinatos también. En estas cifras se cuentan tres asesinatos contra población trans, dos mujeres y un hombre.

De esos 52, las autoridades judiciales lograron estandarizar 36 feminicidios. Es decir, 16 casos posiblemente tuvieron un tratamiento penal distinto que no tiene las mismas consecuencias para los victimarios.

Medellín pasó de 52 en 2019 a 35 en 2020. El mes con más casos fue febrero, con seis, y las dos comunas más peligrosas para las mujeres fueron Robledo y Santa Cruz, con cinco asesinatos cada una. De todos esos, 24 se determinaron como feminicidio.

En 2021 parece que la curva se aplanó. Como explicamos al principio, el año pasado se redujo en una mujer la cifra de feminicidios. El mes con más hechos fue agosto, con cinco homicidios, mientras que el lugar más peligroso para las mujeres fue el Área de Expansión Pajarito con tres sucesos.

Pero mientras las cifras oficiales dicen estos datos, para el Observatorio Feminicidios Colombia de la Red Feminista Antimilitarista, los datos son otros y la curva en lugar de aplanarse, subió. En 2021 hubo 30 casos en la ciudad. Las comunas Aranjuez, Buenos Aires, La Candelaria y San Cristóbal las comunas más peligrosas para las mujeres. Agosto fue el mes más feminicida con 5 casos.

¿Qué hacer para evitar esa impunidad?
Liyiveth es enfática en que las prácticas a la hora de determinar un feminicidio deben cambiar: “Tienen que sospechar que son feminicidios, tienen que partir del supuesto de que su familia es víctima. Es la constatación de lo que hemos insistido, que revisen más de lo aparente”.

Asegura que Medicina Legal, entidad clave en el proceso, ha hecho eco de alguna manera, pero a la Fiscalía le falta articulación porque es el órgano que incide en la investigación y sanción. Aunque la Secretaría de la Mujer enseñe y se actualice en los temas de violencias basadas en género, si no hay un trabajo articulado con la Fiscalía, la impunidad seguirá siendo la misma.

Por eso ellas están siempre buscando referentes y formas de enseñarle a la ciudadanía y funcionarios que un feminicidio no es solo íntimo, es decir, cuando una pareja o ex pareja mata a la mujer, o en los que los victimarios son personas cercanas a las mujeres, sino que también existen los no íntimos, los que no tienen una relación cercana a la víctima ni parentesco.