El rasgo mayoritario en las víctimas de homicidio en Medellín es la exclusión: pocas redes protectoras y problemas económicos.

Estas familias sufren para pagar los servicios funerarios, a veces tienen que acudir a un paga-diario, es también común familias pequeñas donde una madre, una tía o una abuela tiene que cargar con todo ese drama.

Los primeros días hay posibilidad de que sea muy traumático reclamar el cadáver, lidiar con la presión de las funerarias y que haya una afectación psicológica por parte de un investigador -a veces joven o inexperto de la Fiscalía o la Policía-.

En las primeras semanas nos podemos encontrar con una madre cabeza de hogar, tratando -mientras desfallece- de mantener una casa a flote y de cuidar niños , niñas y adolescentes -a veces de ella, a veces de la víctima-. Algunas mujeres también son despedidas de su trabajo por abandono del puesto.

Más adelante aparecen las amenazas, el mismo grupo homicida puede obligar a irse del barrio. Cuando en esta familia hay hombres jóvenes estos son los primeros en ser amenazados o violentados tras el hecho trágico cuando este incluye la territorialidad de un grupo criminal. A la par, la familia siempre tiende a empobrecerse más, en muchos de los casos se acaba una fuente de ingresos.

Cuando en esta familia sobreviven adolescentes y preadolescentes, en estos se da un correlato de la ciudad muy negativo, el trauma es gigante y el correlato de los hombres es de defenderse mejor o de encontrar en el futuro algún respaldo de una pandilla. Queda una sensación de que la historia se repite y lo único es cambiar el lugar en esta.

Alrededor de esta familia se seguirán gestando violencias y probablemente nuevos homicidios. Una de las principales razones es que la exclusión en Medellín genera vulnerabilidad hacia el homicidio y después de un homicidio la exclusión de la mayoría de las familias tiende a aumentar.

Hemos documentado más de 90 velorios de víctimas de homicidio y nos dimos cuenta que lo común es que la Alcaldía no haga presencia (no hubo intención del gobierno municipal en los dos primeros años).

Se puede institucionalizar el acompañamiento a familias víctimas de homicidio desde la Secretaría de Inclusión y este consiste en:

1. Presencia y dejar canal de comunicación abierto: visita

2. Diagnóstico y seguimiento: deben entender con la variable de víctimas de homicidio y tener una persona trabajadora social o psicóloga

3. Priorización en programas sociales: una buena parte de las familias víctimas de homicidio son el perfil adecuado para programas sociales y para el trabajo de la alcaldía en escolarizar niños, niñas y adolescentes y generar bienestar en adultos mayores.

4. Asesoría para enfrentar decisiones frente a la justicia y las distintas instituciones.

Reducir homicidios y feminicidios en Medellín no puede ser con atajos y requiere de varias medidas, esta es una de esas.

Generar una red protectora que lidere o inicie la Alcaldía de Medellín, va a aumentar los costos del homicidio, va a generar un proceso de justicia, posiblemente de reparación y una oportunidad para sanar. Con la catarsis se posibilita un correlato de esta familia menos brutal, menos violento.

Esto es necesario para interrumpir ciclos de violencia. Es también un “saboteo” a las lógicas de la eliminación que nos permitan desnaturalizar, un cambio cultural donde sea impensable el asesinato.

Programa instinto de vida familias

Este documento presenta y argumenta un programa institucional con un propósito filosófico de solidaridad y dignificación y un propósito estratégico de reducción de homicidios.

Ver programa institucional

Protocolo Nada Justifica El Homicidio

Medellín es una ciudad que ha sufrido los dolores y el espanto de una violencia mucho mayor que la vivida en el 2016. Esta connotación hace que las formas como superamos el miedo y el crispamiento de la violencia dejé rasgos hoy indeseables en la cultura y la sicología social y que las raíces de las tradiciones criminales y violentas sean aún profundas.

Ver seguimiento al Protocolo Nada Justifica El Homicidio