12 de Enero (Santiago Rodas)

rodasEn la tarde te buscarán y no estarás
Te buscarán en la noche, irán por ti
Te darán un balazo en la cabeza, correrás con tres puñaladas en la espalda
Te recogerá un primo y te llevará a un centro de salud
Dirán que estás vivo
Dirán que estás muerto, que no hay esperanza
Luego dirán que estás vivo.
Te enviarán al Hospital
Perderás la mitad del cerebro, podrías quedar cuadripléjico.

En el hospital
Te encontraré con una máquina que respira por ti
Tu abuela le preguntará a tu tía ¿Quién es él?
Tu tía dirá, un amigo, algo así.
Y te limpiará los ojos, te preguntará con una voz media si tienes dolor.

Me quedaré solo, contigo, te miraré y lloraré  un poco
Y pensaré que todo es tan natural, los médicos, los porteros, los enfermos
Como un juego, igual que un juego.

Tienes 14 años y estarás en una cama luchando contra todo.

Me iré caminando por el pasillo imaginándome en tu lugar,
¿Qué debes estar sintiendo?
Seguramente nada, o menos que nada.
Saldré  a la calle y encontraré a tus familiares
Nos despediremos e iremos a una tienda
Irán llegando tus amigos, mientras en la televisión pasarán un programa de humor
Que seguramente te gusta y que yo odio en este momento,
llegarán tus amigos y pedirán pollo y se quedarán la noche, esperándote
Dándote fuerzas.

A las 4 y 20 de la mañana recibiré una llamada con la noticia de tu muerte
Me dará rabia, impotencia, lloraré de a pocos durante todo el día

Iré a tu entierro, veré dos buses repletos de gente
Tu familia, tus amigos, tus conocidos, la policía, y algunos fotógrafos de periódicos amarillistas
Estarán presentes.

Gente bien vestida entregará volantes con tu nombre
Tus amigos llorarán
los de 10 igual que los de 15
Habrá música, te pondrán rap, te dedicarán canciones tristes

Miraré el ataúd blanco entrar en la fosa
Igual que un cuchillo en mi estómago
Y tu tía te gritará que no te puedes quedar ahí
Que tienes que seguir
Pero el sepulturero hará su trabajo como casi todos los días

Te darán un aplauso fuerte
El más sincero que yo haya escuchado jamás
Y todos se irán yendo despacio, como si nunca se fueran del todo
Y se despedirán
Y yo me despediré pensando en que
Algún día nos vamos a encontrar y te leeré esto y te reirás
O nos reiremos de alguien más
Pero con seguridad
Con toda la seguridad del mundo
nos reiremos de nosotros mismos, también.

 

Santiago Rodas