Juan Camilo Giraldo

Juan Camilo Giraldo Mazo (Morocho)

Camilo –conocido también por sus seres queridos como Morocho– es recordado por su familia como un joven tierno, amable y servicial. Un niño risueño, travieso y, sin duda, recochero, dispuesto a la alegría.

Como muchos de los jóvenes que han partido antes de tiempo, Camilo era un joven con mucho futuro por delante. En su rutina cotidiana, su familia recuerda con gran afecto las mañanas de desayuno que compartía ante el televisor con su abuela, a quien siempre quiso y trató como a una verdadera madre; mañanas en que salía a visitar a sus primos y a caminar por el barrio en busca de trabajo, pues siempre se le notaron sus ganas de trabajar.

Era muy característico de Camilo su amor por los animales, pues siempre consentía con gran cariño a su gata. Y esta sensibilidad también se notaba en su amor por la música. Fue un joven que pasó largas jornadas componiendo canciones, siempre con una hoja y un lapicero en la mano, cantando a su paso para lograr las rimas.

Camilo fue un joven muy cercano a su familia. En las noches dormía junto a su madre, o acompañaba a su hermana cuando llegaba de viaje para que ella no tuviera miedo. Como algunos sabrán, Camilo era sonámbulo, y a veces en las noches hablaba dormido e, incluso, movía sus manos. Esas noches están grabadas en la memoria de sus familiares, pues estos, como muchos otros detalles, mantienen vivo a Camilo en sus corazones y pensamientos a través del recuerdo.

Camilo: allí donde estés, tu familia espera que te encuentres bien y le piden a Dios que puedas descansar en paz. Siempre te van a amar y a recordar. Cada uno de los que te quieren guarda los mejores recuerdos de ti. Vivirás por siempre en la mente de tus familiares y amigos.

 

12 de Enero

En la tarde te buscarán y no estarás
Te buscarán en la noche, irán por ti
Te darán un balazo en la cabeza, correrás con tres puñaladas en la espalda
Te recogerá un primo y te llevará a un centro de salud
Dirán que estás vivo
Dirán que estás muerto, que no hay esperanza
Luego dirán que estás vivo.
Te enviarán al Hospital
Perderás la mitad del cerebro, podrías quedar cuadripléjico.

En el hospital
Te encontraré con una máquina que respira por ti
Tu abuela le preguntará a tu tía ¿Quién es él?
Tu tía dirá, un amigo, algo así.
Y te limpiará los ojos, te preguntará con una voz media si tienes dolor.

Me quedaré solo, contigo, te miraré y lloraré  un poco
Y pensaré que todo es tan natural, los médicos, los porteros, los enfermos
Como un juego, igual que un juego.

Tienes 14 años y estarás en una cama luchando contra todo.

Me iré caminando por el pasillo imaginándome en tu lugar,
¿Qué debes estar sintiendo?
Seguramente nada, o menos que nada.
Saldré  a la calle y encontraré a tus familiares
Nos despediremos e iremos a una tienda
Irán llegando tus amigos, mientras en la televisión pasarán un programa de humor
Que seguramente te gusta y que yo odio en este momento,
llegarán tus amigos y pedirán pollo y se quedarán la noche, esperándote
Dándote fuerzas.

A las 4 y 20 de la mañana recibiré una llamada con la noticia de tu muerte
Me dará rabia, impotencia, lloraré de a pocos durante todo el día

Iré a tu entierro, veré dos buses repletos de gente
Tu familia, tus amigos, tus conocidos, la policía, y algunos fotógrafos de periódicos amarillistas
Estarán presentes.

Gente bien vestida entregará volantes con tu nombre
Tus amigos llorarán
los de 10 igual que los de 15
Habrá música, te pondrán rap, te dedicarán canciones tristes

Miraré el ataúd blanco entrar en la fosa
Igual que un cuchillo en mi estómago
Y tu tía te gritará que no te puedes quedar ahí
Que tienes que seguir
Pero el sepulturero hará su trabajo como casi todos los días

Te darán un aplauso fuerte
El más sincero que yo haya escuchado jamás
Y todos se irán yendo despacio, como si nunca se fueran del todo
Y se despedirán
Y yo me despediré pensando en que
Algún día nos vamos a encontrar y te leeré esto y te reirás
O nos reiremos de alguien más
Pero con seguridad
Con toda la seguridad del mundo
nos reiremos de nosotros mismos, también.

(Santiago Rodas)