Instinto de Vida en Medellín (10)

“Mijo cuídese que la 13 está caliente”

Por: Casa de las Estrategias para NoCopio

“Me pone tan triste esta mierda, ayer no dormí pensando en todo eso, de fondo escuchaba las balas en El Salado. Me parece tan estúpido, por qué el afán de dar bala, de quitar la vida porque sí, hasta pensaba en eso, si yo fuera el que tuviera un arma, simplemente disparar sin pensar, como si tuviese la mente en blanco, no sería yo. Que estupidez.” 20 años, residente de Eduardo Santos, ciudadano.

Cuando le decimos a un pelado de la 13 que está estudiando en la UPB que se cuide, nos responde “sí porque alguien con miedo lo puede a uno matar simplemente por pasar”. En Medellín matan a los pelados por pasar.
Esto siempre se calienta antes de elecciones, nos decía un líder comunitario. ¿Por qué? ¿El que piensa la violencia es más estúpido aún que el que la comete sin pensar? ¿Entonces qué está pasando?

Pasa que no ha pasado nada, no ha pasado mucho, se dio una desmovilización en Medellín, una recuperación parcial territorial y en línea muy gruesa en Medellín y un esperpento como fue la Operación Orión -que goza de popularidad entre distintos tipos de ciudadanos porque a la situación de la guerrilla en la 13 se le había dejado tomar mucha ventaja-. Cuando se deja acumular mucho un problema, la solución es atroz llegando a reventar por completo la ética.

La Operación Orión sirvió para derrotar a un ejército ilegal a un costo injustificable y hoy lo que tenemos es la dispersión total, con cientos de grupos que se pueden configurar en redes criminales enfrentadas y que se reciclan gracias a unas tradiciones micro-espaciales y con un código joven trágico que no hemos logrado arrancar. Hoy una Operación Orión no serviría y la de esa época dejó instalados los males de la siguiente década.

¿Hay menos pelados que antes dispuestos a matar y a matarse? Creemos que sí. Pero siempre las mafias han necesitado la décima parte de los pelados disponibles para poner la ciudad patas arriba. Los violentos son la peor minoría de todas, la mayor expresión antidemocrática cuando un puñado paraliza y altera la vida de miles.

Nos interesa un diagnóstico para hacer algo, no el diagnóstico de qué narco está peleando con otro. Todo el que haya recorrido la Comuna 13 cotidiana y profunda sabe que está llena de combos criminales (armados) y que eso no lo solucionó ni por un minuto Fajardo, Alonso, Anibal o Federico.

Necesitamos un toque de salida con liderazgo institucional, con una Fuerza Pública que no aumente el miedo, que no desconfíe de la mayoría de los pelados; necesitamos una institucionalidad y una fuerza pública inteligente para quitarle la base social a las mafias.

Necesitamos que ese “toque de salida” sea acompañado por un abrazo de todos. Parar la indiferencia y seguir con la vida haciendo ocupación del espacio público, circuitos para habitar las horas, prender las luces y quitarle las sábanas al espanto, lograr que la democracia de la solidaridad venza a la dictadura del miedo.

No somos capaces solos. Tenemos muchas dudas y sabemos que lo difícil no es titular o decir qué, sino cómo. Tenemos que superar esta coyuntura de la mejor forma, haciendo algo nuevo, con pocos costos, con ningún otro pelado muerto, pero cuando esta coyuntura acabe necesitamos de una institucionalidad que logre hacer un mapa de microespacios para una nueva ocupación y signarlo para colectivos abiertos a cualquier muchacho y muchacha; cuando otra coyuntura pase necesitamos reventar una tradición brutal con movilidad física y a través de vínculos que interrumpan comienzos delincuenciales y le den una alternativa a todo tipo de pelado sin salida.