Comunicado 002

Altavista -que vistió con amor y trabajo a Medellín de laderas coloradas con el esfuerzo de sus ladrilleras- hoy reclama nuestra mirada de ciudadanos, gobierno y hermanos. El accionar de grupos ilegales y la respuesta armada del Estado tienen a la población civil en medio del miedo, la muerte, la estigmatización y la zozobra.

Durante la última semana en el cielo y en las casas no cesan de tronar las balas a diario. En lo que va del año en el corregimiento de Altavista (Comuna 70) se presentaron 16 homicidios. El incremento de los asesinatos ha sido del 100%. Es decir que en Altavista nos matamos doblemente horrible este año. Por esa desgracia que aún no superamos como sociedad allí en 2017 hemos perdido la vida de:

Cristian Camilo Valoyes
Nestor Alexánder Sánchez
Ángel María Blandón
Juan José Guerra
Brahian Alexis Correa
Maritza Mesa Zapata
Juan David Legarda
Reinaldo Ángel García
Hernán Alonso Maya
José Ignacio Botero
Luis Eduardo Córdoba
Yeison Salazar Yepes
Luis Alfonso PUlgarín
Farid Camilo Álvarez
Willinton Andrés Flórez
Hombre No identificado

Sumando los homicidios del vecino barrio de Altavista, hablamos de 23 personas.

Además de la afectación del derecho a la vida, la movilidad, la educación y la vivienda, entre otros, son también vulnerados. Quienes tienen otras opciones de refugio distintas a este límite urbano – rural al Suroccidente, están huyendo engrosando las listas de desplazados intraurbanos repitiendo en muchos casos el drama del desarraigo. Los jóvenes -especialmente- están siendo objeto de reclutamiento ilegal y, se cree, que varios de los homicidios recientes obedecen a retaliaciones de los ilegales por no querer ingresar a sus filas.

La confrontación está dejando incluso menores sin vida; y la sangre de los inocentes sigue corriendo generando una respuesta nada más cohercitiva de parte del Estado. La presencia de las autoridades entre esos el Alcalde anuncian siempre mano dura. Y los enfrentamientos y aumento de Fuerza Pública y operativos judiciales han por ende incrementado el fuego abierto y los riesgos para la vida de la gente. Sin importar la dignidad de la población civil los operativos continúan, sin escuchar el llamado realizado por los habitantes de Altavista y organizaciones sociales y culturales que claman por un ATENCIÓN INTEGRAL que apueste a la convivencia y la seguridad humana, no solo con una respuesta militar y policial.

Organizaciones locales como Casa Arte levantan su voz en este momento para recordar que el arte -y no las balas y los órdenes judiciales- es la herramienta que más vidas ha logrado salvar en Altavista en los últimos años. De 2014 a 2016 la tranquilidad vivida allí se logró gracias al encuentro Convidarte que invitó a levantar las miradas y llamar la atención sobre la indiferencia, principal  responsable de los homicidios. El poder de este mensaje hizo que criminales acordaran interrumpir las agresiones entre ellos y con ello disminuir los daños a la comunidad.

Hoy desde No Copio – Instinto de Vida reiteramos nuestro llamado a la Fuerza Pública, la Alcaldía de Medellín, la Personería, la Defensoría del Pueblo y el Estado en su conjunto para proteger la vida y la integridad de los habitantes de Altavista, y atender la crisis de seguridad con una estrategia, con procesos, no solo con eventos y presencia de Fuerza Pública. 

Además, retomamos el llamado de Casa Arte de reivindicar el arte como un derecho y camino para superar las dificultades actuales del corregimiento. Un enfoque humano y artístico -donde se tomen en cuenta la trayectoria y opiniones de las organizaciones y ciudadanos,  con intervenciones permanentes que no se limiten en asuntos contractuales por unos pocos meses- es indispensable para superar el drama de hoy en este rincón de Medellín que todos y todas debemos abrazar.

También invitamos a los medios de comunicación que llenan sus páginas con titulares sobre las armas y violencia que, lamentablemente, pululan en Altavista, a profundizar su mirada y atreverse a investigar e informar también las necesidades y sueños de los habitantes, casi todos humildes, de este barrio que tanto le ha brindado a la ciudad. Continuar desplegando tan solo alarmas en los medios apenas sobre el arsenal, justifica luego el uso de la fuerza y la escasez de la necesaria intervención integral que precisa Altavista. El periodismo que necesitamos para superar los horrores del homicidio y la violencia debe ser más humano y menos espectacular, uno al servicio de las comunidades, no solo del poder.

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